La velocidad del quehacer diario se hallaba bajo su control, sin embargo, en una escasa cantidad de segundos, pensamos que ahora era tiempo de empujarlo.

Inspirado en el dibujo preparatorio, Gastón Gobby, concibe el boceto como una obra terminada. Al ver sus trabajos no podemos negar su interés en la línea que a cualquier otra cosa; el énfasis en los gestos, la proporción, y no sólo una proporción que se asemeja a la realidad, sino una proporción formada. Pero para nuestra sorpresa, Gastón traza sus dibujos, en voluminosas cantidades, en hojas pequeñas. Incapaces de explicar y deseando saber que lo causaba, le propusimos a Gastón trabajar de una manera diferente y hacer un experimento, un cambio de escala. Luego de disponer un escenario, siguiendo las instrucciones, estaban los elementos necesarios, su mente estaba ahí, él estaba preparado también.

He sentido decir que solo los sabios aprueban, pero el propósito por el cual asumió el incremento de forma nos ha asombrado y lleno nuestra mente de infinito placer. El cambio fue hecho, sin embargo, Gastón se dio cuenta que todavía no se hallaba satisfecho. Atrapados todos como en una telaraña y unidos como por un lazo, hemos aprendido una lección: Mientras subsista el deseo, mientras se halle vivo en el corazón humano, éste nunca será capaz de decir: es suficiente.

Bárbara Pittera.

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